En tiempos de incertidumbre como los que vivimos, el CFO es quien debe mantener la estabilidad y la salud financiera de la organización. La paradoja se produce porque, en simultáneo, es uno de los jugadores clave en los proyectos de transformación. El CFO o gerente de finanzas debe encontrar ese complejo punto de equilibrio mientras es observado con lupa: el CEO Study elaborado por IBM en mayo de 2022 arroja un resultado determinante: la función más crítica para los ejecutivos máximos de las empresas es la del CFO, señalada por el 57% de los encuestados.
En el caso puntual de la transformación digital, el papel del CFO cobra particular relevancia: es que los bancos se introducen en este tipo de proyectos para gestionar el riesgo de manera proactiva, mejorar el cumplimiento de las regulaciones -y la presión en este sentido tiende a crecer- y respaldar las líneas de negocio con información financiera precisa y oportuna. El pronóstico y la simulación, apoyados en datos, herramientas analíticas, inteligencia artificial, machine learning, se posicionan como actividades clave para delinear el futuro del negocio.
Para eso, es necesario construir una fuente única de datos de gestión financiera (evitando duplicaciones, datas erróneas o silos que impidan una toma de decisiones asertiva y acertada), generar un flujo de datos y procesos que permita una visión holística de los riesgos financieros en tiempo real y automatización para garantizar que los reportes sean extremadamente precisos y lleguen en tiempo y forma (sin errores humanos).
Entre los beneficios adicionales, se pueden mencionar la capacidad de realizar informes avanzados sobre temas de compliance, una visión de 360º del perfil de riesgo de cada cliente, la simplificación de estrategias de servicios financieros compartidos y la capacidad de evaluar múltiples escenarios “what-if” con pronósticos precisos basados en datos, una habilidad esencial en esta era de cambios vertiginosos.
Un camino de desafíos
El camino no estará exento de obstáculos: muchas veces los bancos se topan con caminos de transformación que no siempre están del todo claros, escasez de talentos digitales necesarios para hacer realidad los proyectos, falta de sponsorship por parte de la alta dirección o la participación de muchas áreas de manera poco coordinada, cada una de las cuales tiene sus propios intereses, sistemas heredados y obsoletos que son una verdadera traba para la innovación, o costos muy elevados para iniciar el proceso de modernización.
Herramientas como Rise with SAP son esenciales para simplificar este complejo proceso: permiten a cada organización avanzar hacia un modelo de empresa inteligente a su propio ritmo, evitando frustraciones, proyectos inacabados o inversiones infinitas que caen en la nada. Los bancos pueden digitalizar su negocio paso a paso, evaluar alternativas para modernizar sus viejos sistemas heredados o experimentar nuevas tecnologías con bajo riesgo. Cada nuevo paso se puede dar cuando el anterior ya ofreció algún tipo de beneficio para un negocio. El rol de un socio tecnológico que acompañe este recorrido es fundamental para obtener resultados óptimos.
El CFO, de nuevo, cumple un papel clave, analizando a fondo la viabilidad, el riesgo y el retorno de cada iniciativa potencial. Por supuesto, en un entorno de negocios cada vez más colaborativo, los desafíos se resuelven mejor cuando trabaja de manera integrada con sus pares del c-level y cuando toda la organización, comenzando por el CEO, está alineada de cara a un mismo propósito.
En este nuevo contexto de una economía digital, las áreas de finanzas cambian su responsabilidad sin modificar su rol. Dejan de enfocarse únicamente en la precisión y la oportunidad en la presentación de los cierres financieros -históricamente su principal rol dentro de la organización- y se convierten en agentes de cambio, en el habilitador clave para las líneas de negocio.