El cambio es irrefrenable: el 83% de los ejecutivos financieros considera que Open Banking es el siguiente paso evolutivo en el mercado, de acuerdo a un estudio de Tink, la plataforma de banca abierta de Visa. No solo eso: el sector ve esta innovación cada vez con mejores ojos: en 2019, el 55% consideraba que se trataba de una transición positiva; dos años más tarde, ese número había escalado a 71%.
En efecto, la banca abierta constituye para las empresas de esta industria una oportunidad sin precedentes de reconfigurar la forma en que se conectan y dan servicio a sus clientes, en cómo se lanzan nuevos productos y servicios y, fundamentalmente, en cómo se coopera con otras entidades, tanto del sector bancario como de otros ámbitos no financieros pero que puedan brindar servicios relacionados (por ejemplo, marketplaces de comercio electrónico, empresas de servicios públicos o grandes retailers).
Si nos atenemos a la definición de la consultora de mercado Gartner, tenemos que Open Banking es “una estrategia basada en plataformas que habilitan nuevos modelos de negocio y ecosistemas de relacionamiento con el potencial de transformar la industria financiera”. Desde el punto de vista de la tecnología, con los datos como centro de todo, se trata de un estándar que permite tanto a bancos tradicionales como a fintechsexponer datos, algoritmos y procesos a través de API (siglas en inglés por Application Programming Interface, interfaz de programación de aplicaciones), de forma que estén disponibles para ser explotados por otras empresas.
Un cambio de mindset
Los beneficios son numerosos: desde una mayor capilaridad (los servicios se pueden exponer ante bases de clientes más grandes) hasta un rápido time to market para adaptar la oferta a las necesidades de los clientes. Los consumidores también salen ganando: los servicios se ajustan con mayor precisión a sus necesidades, se simplifica la operatoria, disminuyen los costos financieros y se incrementan los niveles de transparencia. Por otra parte, se fomenta la inclusión financiera, ya que los servicios se acercan a las personas.
Los desafíos que se deben atravesar también son numerosos. El primer gran obstáculo en este camino es cultural: los bancos tradicionalmente fueron muy celosos de sus datos y de su competencia. Y este nuevo modelo exige un nuevo mindstet, más ligado a la integración, la colaboración y el intercambio. Otro punto al que hay que prestarle atención está relacionado con los requisitos regulatorios, en particular los relacionados con la forma en que se comparten esos datos. En ambos casos se vislumbran avances continuos, aunque aún queda algún recorrido por completar.
Un modelo para cada necesidad
La implementación de Open Banking se produce a partir de diferentes modelos de negocios. Uno es la intermediación de datos: dos o más entidades comparten datos y habilitan una visión de 360º del cliente. Los otros son la provisión de soluciones de pago de punta a punta, la creación de propuestas verticales para industrias específicas o la combinación de los anteriores, por ejemplo, que distintas organizaciones compartan datos y análisis para generar propuestas y experiencias extremadamente personalizadas para sus clientes.
Los formatos más comunes son los conocidos como BaaP (banking as a platform), que consiste en comercializar productos de terceros monetizando el canal de distribución del banco y complementando la oferta con valor agregado para el cliente, y como BaaS (banking as a service), que tiene que ver con monetizar las operaciones del banco en el formato “como servicio” a través de cualquier canal.
En el corazón de esta transformación, la solución SAP Fioneer Cloud for Banking permite a las empresas del sector centrarse en cuatro principios: centricidad en el ecosistema, excelencia operacional, satisfacción del usuario y sostenibilidad. Ofrece una plataforma abierta, fácil de integrar y monetizar, con componentes para conectar con marketplaces, entre otros beneficios, de forma que la institución financiera quede en óptimas condiciones para ingresar en el futuro de la banca que es, a todas luces, abierto y colaborativo.